Los Wayúu, comúnmente conocidos como guajiros, son grupos que habitan en Latinoamérica, han sido capaces de preservar su cultura a través de los tiempos. Ellos tienen su propia lengua Wayunaiki, habitan principalmente en la península de la Guajira al norte de Colombia y noroeste de Venezuela, sobre el mar Caribe.
Es una región con un clima cálido y seco, bañada por los ríos Ranchería (Colombia) y El Limón (Venezuela). Presenta unas estaciones climáticas marcadas por una primera temporada de lluvias, denominada Juyapu, que se desarrolla durante los meses de septiembre a diciembre, seguida de una época de sequía, conocida como Jemial, que va desde diciembre hasta abril.
Posteriormente, viene la segunda temporada de lluvias, llamada Iwa, para terminar con una larga temporada de sequía que va desde mayo a septiembre.
Según censos anteriores, la población Wayúu se dice que son aproximadamente alrededor de 438.000 personas; 33 % se encuentra en Colombia y el 67 % en Venezuela. Sin embargo, la población migra entre ambos países y entre las diferentes regiones.
Ellos hablan wayunaiki, son parte de la familia lingüística Maipurean (Arawak)
Las familias Wayúu son una sociedad organizada en clanes, entre los cuales están los Ulewana, Epieyú, Uriana, Ipuana, Pushaina, Epinayú, Jasayú, Arpushana, Jarariyú, Wouriyú, Urariyú, Sapuana, Jinnu, Sijona, Pausayú, Uchayarú, Uriyú, Warpushana, Worworiyú, Pipishana y Toctouyú.
El mayor porcentaje de población se encuentra en los clanes Epieyú, Uriana e Ipuana. Sin embargo como toda familia, existe todavía la autoridad tradicional y un sistema autóctono de la administración de la justicia en la cual se destaca el pütchipü o pütche’ejachi, es decir, el portador de la palabra o “Palabrero”, quien resuelve los problemas entre los diferentes clanes.
Antes del matrimonio el novio debe llegar a un acuerdo con los padres de la novia en una reunión denominada ápajá y entregar a ellos la cantidad de ganado y joyas que acuerden. La mujer permanece en el hogar y es símbolo de respeto y unidad.
A diferencia de la mayoría de las sociedades, el núcleo familiar es matrilineal.
De esta manera, los hijos llevan el apellido de la madre y no el del padre. Las mujeres Wayúu son el centro de la familia. Su presencia en el hogar simboliza respeto y unidad. Mientras los hombres deben salir a la calle para conseguir alimentos y recursos, ellas permanecen en casa para enseñar su cultura y creencias a los hijos.
Los hombres transmiten a sus descendientes sus conocimientos sobre pastoreo, caza, pesca y construcción. Sin embargo, la obligación de educar a los pequeños no recae en el padre, sino en el tío materno, cuyos hijos heredan esta responsabilidad tras su muerte.
Para el Wayúu, el ganado es la principal riqueza y principal motivo de prestigio y ganancia. Aunque se comercia con él, se intercambia de modo no comercial, para sellar una alianza matrimonial, como derecho sobre una descendencia o para compensar daños o delitos, solucionar conflictos y establecer la paz. Además, el pastor asocia su ganado a los rituales que marcan su ciclo vital.
Asimismo existe un personaje de suma importancia dentro de la comunidad Wayúu, que es el piachi’, quien ha adquirido poder espiritual mediante su experiencia imaginativa y las virtudes otorgadas durante sueños o trances que se interpretan como la incorporación de un espíritu protector Seyuu, por lo que es llamado para curar.
Las costumbres y tradiciones Wayúu, son numerosas entre las que destacan el recibimiento por parte del Cacique, la enlucida llegada de la Majayura, el patrimonio Wayúu, el velorio, la exhumación de restos y el Piachi.
El arte de tejido es otra de sus costumbres, es un símbolo de creatividad, inteligencia y sabiduría para el pueblo Wayúu. Por ello, el oficio de tejer es una práctica que se transmite de una generación a otra.
Las mujeres Wayúu aprenden cómo hacer bolsas (llamadas Susus en Wayunaiki) durante la pubertad, en una etapa Wayúu se refieren como “Blanqueo”. Durante este período de tiempo, las mujeres sólo pueden estar cerca de sus parientes mujeres que les enseñan todas las funciones y el comportamiento social de una mujer Wayúu.
La mayor parte de estos tejidos son diseños de formas geométricas. Cada mochila es elaborada por una sola persona; por lo tanto, cada diseño es único en su clase. El tejido de estas bolsas es un trabajo arduo, su elaboración implica alrededor de 20 jornadas de ocho horas de trabajo para completar una mochila-susu. Las mujeres Wayúu producen objetos como ollas y cacerolas para ser utilizados en el hogar; usando la arcilla hecha de piedra arenisca blanca. Estas macetas se utilizan para drenar la grasa de la piedra de molino. La mitología es muy importante para los Wayúu, y se refleja en las imágenes que están pintadas sobre la artesanía de producción local, cuyas formas y colores representan las creencias de la comunidad.
La Guajira, una región inhóspita donde el pastoreo, la tradición y el comercio a pequeña escala se entrelazan con el contrabando a lo largo de la porosa frontera entre Colombia y Venezuela, es el hogar del pueblo Wayúu. A pesar de la barrera física, la comunidad Wayúu trasciende este límite, pero sus desafíos son inmensos. En este rincón a menudo olvidado de América Latina y el Caribe, donde casi la mitad de la población es indígena, el 65.2% de las necesidades básicas no están cubiertas.
Los grupos más vulnerables incluyen a los niños, adolescentes y mujeres embarazadas indígenas. Los datos son alarmantes: la tasa de mortalidad materna en La Guajira es de 180.9 por cada 100,000 nacidos vivos, significativamente más alta que el promedio regional de 69 y el promedio nacional de 51.27. Entre la población indígena, esta tasa se eleva dramáticamente a 242 por cada 100,000 nacidos vivos, colocándola entre las más altas de la región.
La mortalidad infantil también es un problema significativo en La Guajira, con 18.6 muertes por cada 1,000 nacidos vivos, superando el promedio regional de 15 y el promedio nacional de 11.15. Esto es particularmente preocupante en un territorio donde casi 430,000 personas son niños y adolescentes.
La Fundación Wayuu Taya está comprometida a abordar estos desafíos urgentes proporcionando ayuda humanitaria y ejecutando programas sostenibles de agua y agricultura. Al trabajar directamente con las comunidades indígenas, nuestro objetivo es reducir estas disparidades y mejorar las vidas del pueblo Wayúu, fomentando soluciones a largo plazo para un futuro más sostenible.